
Spotify es todo un fenómeno. Un fenómeno que viene recorriendo el mundo de la música desde octubre del año pasado. Una web a la que sólo se accede por invitación y que paulatinamente, se ha ido ganando a melómanos, consumidores, artistas, discográficas, y, más difícil todavía, a amantes de las descargas en webs ilegales. Spotify está diseñada de modo que su funcionamiento remite al clásico drag and drop -arrastre de archivos- de webs ilegales. "Es muy atractiva para los usuarios piratas", dice Marcelino Moraleda, responsable de la división digital de Sony Music, una de las cuatro grandes multinacionales. "Está atrayendo a usuarios piratas a entornos legales". Es la gran esperanza de la industria.